Mariano
López Marín.Cronista Oficial de Salvacañete y Moya (Cuenca)
Respecto a las relaciones de Utiel
con Moya y su Marquesado hay muchos aspectos curiosos que destacar.
Solamente comentaré algunos muy
sobresalientes. Los historiadores de Utiel[1] y de Moya[2] y sus
tierras nos hablan ampliamente de muchos
de estos. Estas tierras de Moya y de Utiel compartieron destinos comunes como
tierras de frontera entre Castilla, Aragón y Valencia y fueron tierras de
disputa entre estos tres reinos por su situación estratégica entre Castilla y
Levante. Moya tuvo carácter de puerto seco y las mercancías que pasaban por
allí hacia Valencia pagaban impuestos cuantiosos: las maderas, las lanas, los
cereales, el paso de los ganados trashumantes, etc. Lo mismo ocurría en Requena
con los productos que entraban desde Castilla a Valencia. Todas estas tierras
de Utiel y alrededores fueron conquenses hasta la primera mitad el siglo XIX cuando se
incorporaron a Valencia a petición de
Requena y con la adhesión de los demás municipios limítrofes.

La villa de Moya desde las proximidades de Saznto Domingo de Moya.M.López Marín
Vista panorámica de Utiel.Imagen sacada de la web del ayuntamiento de Utiel.
Utiel tuvo
privilegios reales lo mismo que Moya y sus aldeas. Ambas villas, Moya y Utiel
fueron premiadas por la Reina Isabel de Castilla y por otros reyes castellanos
anteriores. Isabel de Castilla nombrará Marqueses de Moya a Dª Beatriz de
Bobadilla y a D. Andrés de Cabrera[3]. Con
Utiel tuvo un trato preferente. Esta reina tiene dedicado un busto en la
plaza utielana de San Juan con una
famosa leyenda inscrita con las palabras
textuales de la reina. “Antes……………que enajenar a Utiel de la Corona de
Castilla”[4].
En el siglo XVII, hacia el año 1626,
tendrá lugar el matrimonio de la Marquesa de Moya en Utiel convirtiéndose el acto
en un momento histórico para Moya y Utiel con celebraciones famosas en ambas
villas[5].
Con la Guerra de la Independencia de
1808 aparecerán nuevos episodios de relación entre Moya y sus Tierras y Utiel. A destacar la figura de Villacampa,
muy conocido de los utielanos. He
investigado este tema para redactar la
Historia de Salvacañete[6] y estas son algunas de las curiosidades
históricas incluidas en la misma.
La Guerra de
la Independencia
En
1808 se inicia en España la Guerra de la Independencia contra los franceses y
en ella el Marquesado de Moya y
Salvacañete, como parte de él tendrán mucha importancia según se desprende de
los documentos de los Archivos[7] del
Palacio de Vincennes en París, que recogen la documentación francesa sobre esta
guerra, del libro del Conde de Toreno, editado en 1836 con el título “). “Historia
del Levantamiento. Guerra y Revolución de España”[8], en el que aparece
un mapa del marquesado mencionado a Tórmeda y de otros documentos[9].
Las
causas, la base y el origen de esta guerra hay que buscarlo en el tratado de
Fonteneblau (27 de octubre de 1807), ratificado en noviembre de ese mismo año
entre franceses y españoles según el cual los franceses apoyaban el
desmantelamiento del reino de Braganza en Portugal[10]. Con este pretexto Napoleón
ocupó militarmente Portugal y poco después, en 1808, parte de España con la
intención de mantener a Carlos IV y a su
primer ministro Godoy en el que había depositado toda su confianza el rey y que se había convertido en regente con
plenos poderes. En poco tiempo más de 80.000 franceses ocupaban tierras de
Portugal y España. Los primeros incidentes
no tuvieron como objetivo a los franceses sino al gobierno de Godoy, que poco a poco había
endeudado a España En el célebre Motín
de Aranjuez, 23 de marzo de 1808, se expulsa a Godoy y se hace abdicar a Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII, y
este a favor del emperador Napoleón que colocará en España a su hermano José. Fernando VII es confinado
en Bayona y a partir del 2 de mayo de
1808n el pueblo se rebela a favor de su rey y en contra de los franceses. La
rebelión se extendió desde Móstoles y desde Madrid rápidamente a toda España.
 |
| El Marquesado de Moya en el siglo XVIII.Diiccionario de Tomás López.Ms 7298 Biblioteca Nacional.Realizado por D. Rafael Merino Gallo |
Se
creará un ejército regular y uno popular
paralelo, una guerrilla formada por personajes variopintos. Uno de estos
personajes, El Empecinado, símbolo
de la resistencia y que actuará mucho en
tierras de Cuenca, contará con más de 500 hombres. Entre 1809 y 1810 se
oficializará esta guerrilla y se equiparará a los rangos del ejército regular.
La batalla durará cinco años en los que los franceses ganarán 10 batallas
escalonadas en todas las plazas fuertes
pero sin obtener la sumisión de la península.
La
guerra acabará con la ayuda del ejército inglés con el general Wellington a
su cabeza y con la vuelta de Fernando VII en 1814. Entre las
tropas francesas era frecuente el
pillaje para subsistir. Los motivos que impulsaron al pueblo español a la lucha
eran mantener la integridad del territorio, el restablecimiento de la dinastía
y de los valores del rey, patria, religión. La forma peculiar de combatir el
pueblo español será la de guerrillas, atacando
a los correos franceses en las montañas
y debilitando a sus tropas. De ahí que zonas montañosas como es
Salvacañete y toda su comarca tuviesen mucha importancia.
Según
cartas de ciertos generales franceses las tierras de Moya eran rebeldes y había
que escarmentar a sus moradores. El general Caulincourt en la correspondencia que mantiene con sus
superiores declara en varias ocasiones su firme deseo de escarmentar a Moya y
sus rebeldes. En una carta de 4 de julio de 1808 cuenta que al entrar en Cuenca
encuentra la ciudad abandonada y sin
comida útil para su ejército pues el gobierno revolucionario había mandado a la
población huir a las montañas. En su carta del
8 de julio destaca que los rebeldes aragoneses y valencianos se han
retirado a las montañas y asegura: “Es
casi imposible destruirlos mientras la montaña de Aragón no sea destruida y las
murallas de Moya quemadas..” Se queja que el correo francés es, a
menudo, interceptado por los insurrectos de las montañas y expresa que para poder vencer
en esta zona hay que enviar más tropas. Da los nombres de los rebeldes
nombrados por la Junta Revolucionaria de Cuenca. Entre estos se encuentra
Malavia, teniente del Regimiento de la Reina, jefe de los rebeldes moyanos. Es
curiosa la anécdota que cuenta del obispo de Cuenca que estaba dispuesto a luchar
y había hecho llevar ante él a un suboficial francés prisionero para que
le enseñase las artes de la guerra.
En su carta del 9 de julio
Caulincourt está furioso por los ataques
procedentes de Moya y su entorno y dice: “Moya
sería borrada del mapa si el general jefe no me hubiera aconsejado con razón no
lanzarme a la derecha y apoyar siempre a
la izquierda para secundar al general Freire
en caso de necesidad..” Sigue firme
en su propósito de restablecer el orden
pero reconoce que el desarme no se produce tan rápido como esperaba. Desde las montañas
reciben disparos y su material empieza a deteriorarse. Pide un armero, ausente
desde hace seis meses, ya que los fusiles necesitan reparación.
Caulincourt,
según escribe en otra carta, cita que el 14 de julio algunos hombres de su
regimiento son asesinados entre Carrascosa y Tarancón. ”No hay refuerzos que los brigantes
no hagan para que sus comunas se rebelen…” Los brigantes son los sublevados y las comunas se refieren a
los pueblos. Este general se unirá al 9º regimiento con un ejército de.” hombres salidos del hospital, sin energía y asqueados”
Los
pueblos del Marquesado de Moya se unirán
en la lucha contra los franceses. Entre los rebeldes moyanos se habían organizado cuatro compañías
formadas por[11] 58 de Moya, 36 de Landete, 34 de Santa Cruz,
25 de Talayuelas, 27 de Alcalá de la Vega y 22 de Fuentelespino amén de otros
de otros lugares del marquesado. Pedro Prunela en su “Crónica de la provincia de Cuenca”[12] nos describe la actuación
de los moyanos en Cuenca en estos términos” No
bien salieron los franceses, empezaron a
entrar partidas de españoles, más temibles algunas de ellas que las tropas francesas. El 21 de
junio (1808) el capitán D Antonio Malavia, con su partida de 70 moyanos, gente
sin subordinación ni disciplina, que escudándose en su exagerado patriotismo,
se entregaron a todo género de excesos y comprometieron a Cuenca. Prendieron al
intendente D. Baltasar Fernández y al corregidor D. Ramón Figueroa, y atados
codo con codo los llevaron a Moya y
desde allí a Valencia; pero examinada con
la mayor detención la causa que se les formó por delito de infidencia, por
unánime acuerdo de la Junta suprema de gobierno fueron absueltos el 26 de julio
de todo cargo y puestos en libertad, dejándoles el goce de sus respectivos
destinos. Los de Moya saquearon las
casas, quemaron los muebles y atropellaron las personas de los franceses Ferau,
Baile y Pausa, avecindados desde hace
muchos años en Cuenca; detuvieron
y amenazaron fusilar a otros; sacaron de la tesorería trescientos
mil reales que se repartieron en el
atrio de una iglesia, y se retiraron a Moya, llevándose prisioneros a los soldados franceses que Moncey dejó enfermos y
recomendados.” El 24 de junio llegaría a Cuenca 800 valencianos del
Regimiento de la Fe, que prometieron defender a Cuenca, pero cuando supieron que se acercaban los franceses se
marcharon a otras provincias. El 28 de junio entraron en la ciudad 400
aragoneses del cordón de Teruel mandados por
el comandante D. Ambrosio Villalba, que prometieron defender a Cuenca.
Una de las medidas que se adoptaron fue obstruir el camino de la cuesta de Val
de Uclés y echar barrenos en los riscos cercanos para prenderles fuego cuando
pasaran los franceses y dejarlos sepultados en el tránsito.
Caulincourt se dirigió a Cuenca con
su división para reforzar al general Moncey. Los jóvenes conquenses se prepararon para recibirle mientras la mayor parte del vecindario se
retiró a los pueblos de la sierra por miedo a los franceses. La defensa que
montaron no podía ser más sencilla, tres cañones de hierro
que montaron en sitios estratégicos de
la ciudad y unos pocos saquillos
de pólvora. Conforme se acercaba
Caulincourt el grupo defensor era menos numeroso y solo los más intrépidos y
obcecados continuaban haciendo algunas salvas.
En
esta segunda entrada de los franceses en Cuenca hubo algunas desgracias que lamentar. Casas y templos fueron
allanados y saqueados, las alhajas de la catedral fueron reservadas para
Caulincourt y sus oficiales y mandó cerrarla. La famosa custodia de los
Hermanos Becerril prácticamente fue destruida porque Caulincourt se llevó toda la
plata, dejando únicamente el viril de
oro. Así mismo se llevó muchas alhajas
de la catedral y de otras iglesias.
Siguiendo
Cuenca el ejemplo de otras capitales de provincia, nombró una Junta Suprema de
Gobierno[13]
presidida por D. Ramón Falcón y Salcedo, la cual decretó el 22 de agosto de
1808 el secuestro de los bienes pertenecientes a los franceses. El 15 de
octubre de ese mismo año se dirigió a la
juventud una alocución entusiasta para
reclutar jóvenes que lucharan contra los franceses. Con los que acudieron al
llamamiento se organizó un regimiento y un escuadrón, ambos con el término de
Cuenca.
Varias veces más entraron los franceses en Cuenca. En 1810
lo hacía el general Lacote, el 22 de
abril de 1811 el general Lahoussaie. Y Cuenca estará en poder de los franceses hasta 1812 año en que estuvieron en ella de paso
José Bonaparte con el mariscal Soult y un numeroso ejército. Ese mismo año, en
mayo y agosto, estuvo el Empecinado de improviso en Cuenca La primera vez, en el mes de mayo, cogió
a los franceses el dinero y los
equipajes y mató al comisario regio el
barón Lardó. A partir de ese momento la
guarnición francesa que guarnecía Cuenca se marchó, volando antes el edificio
del castillo e inquisición.
Toda la zona del Marquesado de Moya no sería
ajena a los acontecimientos que ocurrían
en la capital Cuenca en su lucha
contra los franceses. Además esta zona
fronteriza entre Teruel y Valencia era lugar de paso de convoyes de tropas francesas hacia Valencia. Su orografía
muy montañosa permitió la actuación
de las guerrillas. Y hay constancia de la
presencia en esta comarca del Empecinado, uno de los jefes guerrilleros más
famosos y que hostigaba por sorpresa a los franceses. Atacaban sus convoyes,
interceptaban los correos y así las órdenes no podían llegar al enemigo, a sus
frentes de batalla o les robaban. En la zona de Salvacañete actúa la cuadrilla
del Tío Pedro frente al invasor
francés, realizando numerosos
ataques sorpresa a los ejércitos
napoleónicos. Hay un trabajo[14] muy
interesante de Juan Jiménez de Aguilar sobre Teruel y Cuenca en la guerra con los franceses sobre la
Guerra de la Independencia en las Tierras fronterizas de Teruel y Cuenca,
Salvacañete se encuentra en ese lugar, y que nos aporta datos muy completos
sobre este conflicto en nuestra zona, la actuación de las guerrillas de Moya en esta zona fronteriza,
la reunión que tuvieron que hacer por los avatares de la guerra la Junta de
Aragón y parte de Castilla que se reunió en Moya el 22 de junio de 1809 y
posteriormente en Landete el 14 de enero de 1811.
En la Historia de Utiel[15] de D.
Miguel Ballesteros Viana hay muchos
datos sobre la guerra de la independencia en el Marquesado de Moya. En ella nos
informa de cómo Cádiz y Valencia eran las únicas poblaciones ricas y populosas
que no habían caído en poder de los franceses al comenzar el año 1811; pero
llegaron importantes esfuerzos del extranjero y comenzaron con más ímpetu las
operaciones para su ocupación.
Las comarcas de Molina de Aragón y
Tarancón estaban invadidas por columnas
volantes de franceses. Esto motivó que la Junta de Aragón buscará albergue
seguro en Landete y su comarca, al abrigo de la división Villacampa; pero este
fue encontrado el 31 de enero por una de aquellas columnas, formada por 300
infantes y 300 caballos. Tuvo que
sostener este valiente militar una línea
de ataque de tres cuartos de hora, en una tierra montañosa y muy quebrada,
cubierta de nieve y con las tropas
descalzas. El español fue abatido con
ventaja, y este desastre le hizo perder bastante gente, viéndose obligado a
retirarse a Huélamo y Tragacete.
El triunfo de Checa alentó
a los franceses que continuaron su
marcha invadiendo a comienzos de febrero
todo el marquesado de Moya en columnas volantes. Pero no encontró habitantes en
los pueblos, habían huido a las montañas
por miedo al invasor, y se dirigió a Ademuz donde sentó el cuartel general. Su
objetivo era sorprender a la Junta de Aragón, con sede en Landete, y tal
vez lo hubiese conseguido sin la
presencia del coronel Gayán que apareció en Santa Cruz de Moya, estando Abbé
haciendo correrías por el Marquesado. Los españoles obligaron a los franceses a
retirarse hasta a Teruel, llegando a sus inmediaciones, donde solo
consiguieron hostilizar a las avanzadas
francesas de la plaza situadas en las
Tenerías, Florida y campo de Valencia.
Villacampa, después del desastre del
31 de enero de 1811, avisó a Landete
para evitar la sorpresa de la Junta, si el enemigo seguía su marcha; pero “los
individuos que la componían no demoraron su salida, y abandonando los equipajes y con solo los papeles más interesantes al orden de las cosas salieron de aquel lugar en el silencio de la noche, teniendo que
ganar a pie, por sendas escabrosas y ocultas,
a través de precipicios y con un frío horroroso, la jornada no escasa que
le separa de Utiel, elegido por puerto de refugio y adonde llegaron
aquellos honrados ciudadanos el día 10 de febrero en la situación que es
fácil presumir”.[16] En Utiel fueron
recibidos como héroes en la Casa del Consistorio donde los recibieron el
Corregidor y los vecinos principales del pueblo. Todos ellos querían hospedar
en su casa a los componentes de esta Junta. En cuanto se corrió la voz de su
presencia en Utiel y en el Consistorio
se acercaron muchos vecinos que
invadieron la casa de la villa
ofreciéndoles su apoyo, tanto en amistad como en intereses y en cuanto fuese
necesario para el bienestar de la patria y mostrándose hospitalarios con ellos[17]. El
día 11 avisaron de Landete sobre la retirada de los franceses a Teruel, y pretendieron los de la Junta volver al cercano Marquesado, para estar más
en contacto de las columnas del
ejército, pero los utielanos no consintieron su salida de la villa. La Junta,
agradecida al pueblo por las muestras de agradecimiento se decidió a seguir en
Utiel y con fecha 11 de febrero envió un escrito a la Regencia de Cádiz y a las divisiones españolas de Cuenca y
Valencia. En Utiel permaneció varios
meses.
El 9 de marzo llegó Villacampa a las
Huertas, Huerta del Marquesado, con intención de pasar a Cañete, pues iba falto de víveres y con
los caballos desherrados. Pero aquel pueblo estaba ocupado por el
enemigo y se fue a Valdemeca, desde donde envió a Utiel los gastadores y
numantinos, retrocediendo con el resto de la gente a Beamud y Huélamo.
Con la llegada de estas tropas a Utiel se supo
del lamentable estado de la división, especialmente por la falta de
calzado. Y mientras en Utiel la Junta
reunía un pequeño convoy de víveres, en la
ciudad de Valencia, a donde habían avisado desde Utiel, reunían bastante dinero para comprar 2034 pares de
zapatos, que sin pérdida de tiempo llegaron a Utiel con varios cajones de
hilas, vendajes y alguna cantidad en metálico. “Por los pasos de la
Sierra fue enviado el pequeño convoy,
custodiado por parte de las fuerzas
destacadas en Utiel, y el Mariscal español calzó la tropa el mismo día
de la llegada del convoy, el 26 de
marzo. Además los de Valencia habían comprado un sable de honor que Villacampa recibió con júbilo señalado entre
los demás donativos”[18].
En el mes de Abril, y a
instancia de los de la Junta que
buscaban todos los medios para hacer legar recursos a las divisiones
españolas que operaban por estas
comarcas, los vecinos de Utiel
celebraron un convenio para repartir dieciséis mil reales para las dos brigadas de transporte que
hubieron de organizarse para conducir víveres y efectos a la Serranía. Las
divisiones de Obispo y Villacampa estuvieron
acantonadas en Moya y Landete, desde abril hasta julio, y Utiel
facilitó casi todos los mantenimientos
diariamente de 60, a 80 caballerías
en la conducción del convoy, y los labradores por turno riguroso,
proporcionaban de 10 a 30 carros con
igual fin. La Junta de Valencia también prestó
mucha ayuda porque tenía bien
defendidos sus territorios por la parte que lindaba con Castilla. Además las
comunicaciones con Aragón se mantenían
expeditas, gracias a lo mucho que
acortaba las distancias la oculta carrera que se extiende entre Utiel y Landete y a las dilatadas tierras que afluyen a
Moya, villa fronteriza entre tierras de
Cuenca, Teruel y Valencia. Utiel se había volcado con las tropas acantonadas en Landete y Moya
y antes por Valdemeca, Beamud y Huélamo. En un año los utielanos
habían aportado más de 160.000 reales, en su mayor parte a las
divisiones de Cuenca y al Hospital Militar de Tejeda. El año 1811 se
acantonaron tropas en Utiel, como avanzada
de Valencia, y el vecindario se quejó al general Blake que no podían
suministrarles alimentos porque las tormentas de la primavera habían destruido las cosechas y faltaban
alimentos para los propios utielanos. El general lo entendió y mandó enviar
socorros de los pueblos próximos.
Esta guerra de la independencia supuso una nueva demostración de las intensas
relaciones entre Utiel y las antiguas tierras de Moya, dos lugares de frontera
que han estado relacionados durante siglos por lazos históricos, económicos,
culturales y etnológicos que hay que
difundir y valorar. Para lo que fueron las antiguas tierras de Moya, hoy
Serranía Baja Conquense, Utiel ha sido siempre un centro de referencia económico, administrativo,
cultural y festivo que ha estado presente en el devenir diario de las
localidades de esta zona y todavía esas relaciones se mantienen en muchos
aspectos y en el drama común de la despoblación.
 |
| Castillo de Moya.Raúl Turégano. |
 |
| Castillo de Moya desde SAnto Domingo de Moya.M López Marín |
LOPEZ MARÍN ,MARIANO.-
Salvacañete : su historia y sus gentes.Edición Excmo. Ayto. de Salvacañete.Gráficas Llogodí, Utiel 2004.
TORENO, Conde de.(José Mª Queipo de Llano Ruiz de Saravia).“Historia del Levantamiento.
Guerra y Revolución de España”
. 1836. Hombre muy culto. En 1810 representaba ya en Cádiz a la Junta de León.
Allí se reveló como un excelente orador
y defensor de la filosofía liberal y artífice de gran parte de los
artículos de la constitución de Cádiz. Al regreso de Fernando VII, abandonó
España y pasó a Lisboa, Londres y París,
y se le confiscaron sus bienes. En la
Constitución de 1820 se le restituyeron y fue nombrado presidente de las
Cortes. Otra vez, con la vuelta al absolutismo del rey, volvió a exiliarse
donde comenzó a redactar su famosa obra Historia
del Levantamiento. Guerra y Revolución de España que concluiría en
1830. Una vez fallecido el rey, la reina gobernadora decretó l amnistía y Toreno fue nombrado ministro de
Hacienda en junio de 1834 y más tarde
procurador en las Cortes por la
provincia de Cuenca. El 7 de junio de 1835 fue nombrado Presidente del Gobierno
presentando su dimisión en 1835.
Falleció en París el 16 de septiembre de
1843.
“Los
moyanos y la guerra de la Independencia”. Artículo de Rosa Sánchez en
el boletín de la Asociación de amigos de Moya. Número 9. Enero 1995. Este
artículo se ha incluido posteriormente en ” GÓMEZ. E y SÁEZ
FERNÁNDEZ, T “ MOYA.- Su historia, sus tierras, sus hombres, sus
tradiciones. Asociación de Amigos de Moya. Moya 2000. Págs. 99-103.
PRUNEDA,
Pedro.- “Crónica de la Provincia de Cuenca”. Madrid 1869. Editores Rubio,
Grilo y Vitturi. Edición en facsímil del original. EDICIONES GACETA CONQUENSE,
1985.Págs. 54-55.
Ballesteros Viana MIGUEL “Historia de Utiel”.” Tercera
edición bajo el patrocinio del M.I Ayuntamiento de Utiel. Utiel 1988. Págs.
482-491. Gráficas Llogodí.. “HISTORIA
CONTEMPORÁNEA DE LA VILLA DE UTIEL” por Miguel Ballesteros Viana. Prólogo,
transcripción y notas adicionales por José Luis Martínez Martínez.
Gráficas Llogodí, Utiel.1998. En el año 2001 y coincidiendo con los 150 años de
la incorporación de Utiel a Valencia se
hizo una nueva edición de la HISTORIA DE UTIEL incluyendo los apéndices. De
dicho trabajo se encargó el concejal de Cultura MIGUEL CREMADES MARTÍNEZ y la edición es de Gráficas Alarcón. Utiel
2001.
“Oficio de la Junta de Aragón a Villacampa.11 de febrero de febrero de 1811”
HISTORIA DE UTIEL. Ballesteros Viana MIGUEL. Pag. 483. “ Fuimos aquí
recibidos con aquella serenidad y respeto que las almas puras
tributarán siempre a los que se atreven a arrostrar toda suerte de privaciones y peligros en defensa de la libertad nacional”. Cita al
pie de página. Muy completo es el libro
de mi amigo el investigador utielano
Martínez, Martínez JOSE LUIS “ Utiel entre 1806 y 1814” para
entender el periodo de la Guerra de la Independencia en Utiel y en la comarca
de Moya de la que aporta datos. Gráficas
Llogodí, Utiel 2003.
Op.
Cit BALLESTEROS VIANA Miguel. “HISTORIA DE UTIEL”. Pág. 484.