JOSÉ MARÍA MARTINEZ FRÍAS.Investigador de la historia de Aliaguilla.
Traemos a este blog un nuevo trabajo de mi amigo de Aliaguilla Jose María Martínez Frías que amplia su CRONOLOGÍA DE LA VILLA DE ALIAGUILLA,libro que editó en 2024.Muchas gracias Jose María. (MarianoLópez Marín)
Estando Cuenca ocupada y tras la capitulación de Zaragoza, el 30 de mayo de 1809, se constituyó en Teruel la Junta Superior de Aragón y parte de Castilla. Primeramente, se estableció en defensa de los cinco partidos que quedan libres de los franceses (Teruel, Albarracín, Daroca, Moya y Molina), luego se agregaron los de Calatayud y Guadalajara. Este “gobierno provisional” se fue instalando según iba avanzando el ejército francés, llevando consigo todo su aparato burocrático; por su seguridad, el 22 de junio se trasladó a la villa de Moya, hasta el 14 de septiembre. Entre las atribuciones de la Junta, aparte de fomentar el patriotismo de los pueblos, destaca lo referente a asuntos militares, de tropas regulares o partidas guerrilleras, levas, alistamientos, armamento, monturas, desertores y dispersos, espías y propaganda. Se le encomendó un Tribunal de Vigilancia y Seguridad Pública, la recaudación de las Rentas y los donativos y las contribuciones extraordinarias para el sostenimiento de las tropas, misión asignada a alcaldes y ayuntamientos. A finales de año y principios de 1810, la situación de la Junta Superior era extremadamente crítica, con pueblos arruinados, sin socorro para un ejército abandonado (con soldados “desnudos y descalzos”), mal armado y pertrechado, sin fondos de tesorería ni caudales suficientes y sin poder proveer empleos ni efectuar nombramientos; sobrepasada ampliamente en sus necesidades y limitada en sus competencias, tuvo grandes discrepancias y conflictos con el Intendente de la Real Hacienda y los Comisionados de la Junta Central y luego del Consejo de Regencia a las que hizo enérgicas reclamaciones.
1809. En julio, el brigadier D. Pedro Villacampa es nombrado Comandante General de la División de la Izquierda del Ejército de este Reino, jefe de las tropas y gente armada que se hallen en sus Partidos; se espera que la Junta le facilite cuantos auxilios necesitare. El 22 de agosto, en la villa de Moya, el señor Presidente de la Junta manifestó que se había presentado esta mañana Antonio Pérez, natural de Aliaguilla, disperso del Ejército del Centro y herido de una mano y que le había mandado pasar al cuartel de esta villa. Dos días más tarde, se tienen noticias de que el herido que llegó del lugar de Aliaguilla no fue recibido por su padre, lo desechó heroicamente solo por saber que venía disperso. Si el hecho es cierto, que se publique para ejemplo de los dignos padres españoles y se den gracias por esta Junta, a nombre de la Patria, a aquel honrado vecino. Los soldados dispersos y desertores, eran un problema para la Junta que hacía continuos llamamientos para que se reincorporasen a sus cuarteles, se encargaba de su recuperación y de imponer orden a sus partidas. Muchos de ellos volvían a sus lugares de origen, pero otros, armados, en grupos e incluso con caballerías, vagaban y se refugiaban en los pueblos, provocando graves conflictos y atropellos que minaban la moral y el patriotismo de la población.
1810. El 15 de marzo, el general Villacampa realiza una fructífera y Gloriosa Acción; ataca y entra en Teruel haciendo 500 prisioneros franceses y se apodera de los almacenes y efectos que tenían en la ciudad. Se acuerda imprimir y publicar de inmediato este parte. La Junta Superior está ahora en Cherta (Tarragona) y San Carlos de la Rápita, pero pronto se trasladará a Peñíscola. En la sesión del 26 de marzo, estando Villacampa en Landete, le dice a la Junta “que desde luego puede disponer de 750 casacas blancas, igual número de chalecos y otros tantos calzones en el almacén de su división que se halla en Aliaguilla, marquesado de Moya, y que la Junta comisione al sujeto que recoja aquellas prendas del guardalmacén, Juan Antonio Balduque, que tiene la orden de entregarlas”. Se oficia al capitán Lisa para recoger los vestuarios de Villacampa, y el 1 de abril, avisa que necesita caudales para su conducción y su propio mantenimiento (“lleva cuatro meses sin paga”). Le asignan 1600rs, pero un mes después no ha justificado los gastos del viaje a Aliaguilla. En 1792, había en Aliaguilla una incipiente industria textil, se trabajaban lienzos, paños y albornoces para el surtido de sus vecinos. En el Catastro de Ensenada (1752), se nombra entre otros oficios, el de un prensador de ropas, 5 maestros sastres, 8 oficiales tejedores y 2 zapateros. Los vecinos del pueblo debieron participar activamente, sin duda, en la fábrica y confección de las ropas y vestuario que se guardaban en el dicho almacén de Villacampa. En el Madoz (1845), todavía se citan a 8 tejedores de lienzo. Puede ser que esta importante labor, fuese la que dio nombre a la plaza la Tejera. (Nota del autor).
1811. Tras caer Tortosa, la Junta huye hacia Landete, del 14 de enero al 3 de febrero; pero perseguida por el marquesado se instalará en Utiel hasta noviembre. El día 21, los franceses van hacia Requena, y en un nuevo traslado, celebrará una sesión en Talayuelas. La situación de la Junta Superior sigue siendo mísera, teniendo que gestionar el hambre, la desnudez y la falta de armamento. No tiene fondos porque no se los remite la Tesorería de Hacienda Pública (los caudales le llegan insuficientes desde Cádiz) y no puede extraer recursos de Aragón; solo puede acceder a la recaudación de los Confiscos y Secuestros, a sus tres aduanas y a donaciones particulares. Choca contra los Comisionados, y el pueblo, los Ayuntamientos, le atribuyen todos sus males. Tiene que reducir su personal a mínimos y reorganizar sus recursos; se establecen tres almacenes, uno de vestuario (Benagéber), otro de municiones y armamento (primero en Aliaguilla y luego en Utiel) y otro de grano. En Utiel, en la sesión del 11 de junio, se informa que el guardalmacén de Aliaguilla, Sr. Balduque, ha entregado al subteniente Milagro 7300 cartuchos españoles, pues todos los que quedan son ingleses, y que hay pólvora y balas para hacer 36000 cartuchos, si se le envía papel. Se acuerda enviárselo y que dejen hechos los cartuchos de escopeta. El 3 de julio, el mismo encargado de municiones manifiesta haber traído a Utiel cuantas existían en Aliaguilla, que se habían depositado en la ermita de san Roque, cuyo edificio está muy deteriorado y se advierte en él mucha humedad y no se arriesga a que se le inutilicen. El 7 de agosto, Villacampa en oficio del día 30, pide que Balduque entregue a un sargento del regimiento de la Princesa el vestuario blanco que dejó a su cargo en Aliaguilla. Pide también 60000 cartuchos para fusil español y 20000 de inglés, piedras de chispa de buena calidad y la posible remesa de zapatos para su División.
El ejército de Aragón poseía varios hospitales ambulantes, pero solo uno fijo en Tejeda; muy criticado por su estrechez, techos bajos, lejos de las tropas y de poblaciones grandes y mal surtido en víveres y medicinas. Al principio, los pueblos del marquesado de Moya son los únicos contribuyentes a su manutención, y aunque la Junta les permite aprovechar la madera de sus montes, son incapaces de prestar los auxilios necesarios. El 11 de julio, el administrador del hospital militar de Tejeda, informa al Sr. Intendente de hacienda que, hallándose sin pan, pasó al lugar de Aliaguilla donde pudo comprar 4 fanegas de trigo, importe que satisfizo del caudal destinado al pago de empleados y pide su reintegro. Con oficio del 30 de julio, el inspector del hospital informa de todo ganado que ha llegado a Tejeda, el que se ha consumido, el extraviado o muerto y el que ha salido en dirección a Aliaguilla. Se encarga de la conducción el presbítero D. Mariano Navarro, quién avisa al vocal de la Junta, Sr. Solanot, que ha llegado al dicho lugar, en la sesión del 3 de agosto. En los términos de Aliaguilla se hallan 308 cabezas de ganado, entre chotas, borregos y borregas, además hay 461 cabezas en Fuenterrobles, y se oficia a sus ayuntamientos para que se les permitan pastar por todos los terrenos del común aprovechamiento. Estos ganados provenían de las donaciones de los diezmos y el Intendente contaba también con el 5 por ciento del grano de las cosechas para la manutención del ejército. El 11 de agosto, el vocal Solanot presenta ante la Junta la contrata hecha con Manuel Díaz, vecino de Aliaguilla, para arrendar el abasto de carnes del hospital de Tejeda en el Marquesado de Moya, durante un año consecutivo que dará principio el primero de septiembre hasta igual día de 1812, a los precios siguientes: el carnero a 21 cuartos la libra (16 onzas) y a 13 cuartos la misma de oveja, cabra o vaca. Los carneros serán solo para enfermos, mientras el resto de carnes de barato son para empleados, dependientes y sirvientes del hospital, y serán de buen recibo y libres de contagios. Las reses deberán matarse por la tarde y pesarse de madrugada, los menudos y pieles quedan a disposición del arrendador y, a fin de cada semana, se le pagará con el visto bueno del inspector en moneda metálica. Antes de concluirse agosto, Manuel Díaz, deberá presentarse en Utiel para entregarle la escritura de abastecedor y presentar fianza, con el compromiso de quedarse con el ganado existente en el hospital el día del arriendo y al precio que costase. La Junta Superior de Aragón, en nombre de Solanot, se ofrece al cumplimiento de los pagos y de los pactos adquiridos, y para que sirva de mutua obligación, lo firmamos, Manuel Díaz con una cruz por no saber escribir, siendo los testigos D. Mariano Navarro, presbítero hallado en este pueblo y, Manuel Ruiz vecino y labrador del mismo, a 10 de agosto de 1811. El día 18, se le otorgó la correspondiente escritura en la villa de Utiel, dándole las gracias. El 14 de noviembre, una semana antes de la partida de la Junta Superior hacia Orihuela de Albarracín, el Sr. Intendente informa que, tomando los conocimientos necesarios, al párroco de Aliaguilla se le debe 1691rs. 6mrs. vn. por el valor de 25 caíces de trigo, cuyo reintegro no puede hacerse en dinero por falta de fondos; sería muy conforme que la Junta le entregue el número equivalente de fanegas según los precios del día.
El
31 de diciembre, se produjo la pérdida irreparable de los archivos que todavía
tenía la Junta en Talayuelas. Sin haberle proporcionado caballerías para su oportuno traslado
y ante la invasión
del enemigo, el ayuntamiento, ayudado de algunos
paisanos, llevaron al monte la imprenta y los cajones de la secretaría, para ocultarlos
entre ramas y árboles, pero los franceses siguiendo a las gentes y dando con ellos, los quemaron y destruyeron.
En enero de 1812, con la caída de Valencia, el inspector del hospital militar
de Tejeda, con el pretexto
de no haber medicinas, hilas y otras cosas esenciales para la subsistencia de los enfermos, comenzó
a decir que era necesario
levantarlo y precipitadamente vendió el trigo, la leña y demás efectos,
mientras los enfermos
salían en pequeñas
remesas hacia Molina y Albarracín. El día 27, solo quedan
40 enfermos con subsistencia para 6 u 8 días, y
el 14 de marzo, el médico y el cirujano
se retiran definitivamente dejando 10 enfermos. El 20 de abril, desde
Garaballa, el mosén Mariano Navarro avisa
de su permanencia en dicho punto con las ropas y camas del hospital; la
Junta acuerda que deje las camas en poder del
cura y que conduzca las ropas hacia Mochales (Partido de Molina
de Aragón).
-De internet, de la publicación de Herminio Lafoz Rabaza: Actas de la Junta Superior de Aragón y parte de Castilla (1809. 1810, 1811, 1812). Fuentes Históricas Aragonesas. Institución “Fernando el Católico” (CSIC). Excma. Diputación de Zaragoza 2009-2015.
Por José María Martínez
Frías.


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