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viernes, 26 de diciembre de 2025

EL ÚLTIMO LOBO DE LA COMARCA

 

JOSE MARIA MARTINEZ FRIAS.Investigador de la historia de Aliaguilla.






La meseta de Utiel-Requena, y por extensión el término de Aliaguilla, siempre fue un territorio favorable para la presencia del lobo (Canis lupus); a la escasa población humana se sumaba lo abrupto del terreno, sus fragosos bosques y los terrenos adehesados para los ganados, tanto estantes y trashumantes como salvajes. En el siglo XIX, debido al aumento demográfico y las desamortizaciones de las tierras comunales, se aceleró la caza del lobo; el depredador más temido y odiado desde la antigüedad, competidor directo por el espacio y los recursos económicos de bosques (caza, madera) y pastos (ganado), fue perseguido y arrinconado hasta su definitiva extinción a mediados del XX.

En 1504, se narra un milagro de la virgen de Tejeda en el que el criado Alonso Moreno del lugar de Aliaguilla agradece a la Señora, haber pasado una noche tranquila tras caer con dos mulas por un mal paso y no morir entre las peñas ni que ofendiesen a él ni a las caballerías los lobos, que allí son muy frecuentes. En el diccionario de Madoz de 1845, se dice del pueblo que abundan los pastos y la caza de perdices y liebres, sin que falten conejos, lobos, corzos y venados.

1950. Parece ser que los últimos lobos de la comarca se refugiaron entre Sinarcas y los pueblos cercanos de la Serranía conquense. “Concepción Sahuquillo de 86 años, natural de Aliaguilla, nos relató cómo en el Collado de la Plata, hacia 1950, un lobo le mató a su padre Eladio Sahuquillo unas treinta o cuarenta cabras. No tenían mastín”. A Gaspar Valero y Joaquín Ruiz, el lobo también les atacó el ganado que tenían en un paraje del Cubillo, en el Puesto del Conejo. En 1952, se cazó el último lobo en el rento de Henares, en término de Garaballa: Era un lobo grande abatido con escopeta por vecinos de Garaballa (por Nicolás Sahuquillo), lo cargaron entre dos en un macho y se exhibió durante un tiempo en el cuartel de la Guardia Civil”. La fama de su captura trascendió la contornada, muchas personas mayores recuerdan aún como el lobero recorría los pueblos cercanos mostrando la “enorme” cabeza, las patas y la piel del lobo y, a cambio, recogía los donativos que le daban los ganaderos y las gentes del lugar. En el pueblo existen solo unos pocos parajes que hacen referencia al tema del lobo: la Lobera, la Cueva de los Lobos, la Loberuela… (Nota del autor).

A finales de los noventa y principio de los 2000, una jauría de perros cimarrones actúo impunemente en estas tierras haciendo verdaderos estragos en los rebaños y explotaciones ganaderas. El pastor José Vicente González nos cuenta en su libro (Diario de Rubia) lo ocurrido la madrugada del 15 de julio de 1997, cuando iba de majadas, durmiendo con su rebaño al raso estrellado de la noche. Algo velozmente irrumpió en el centro del rebaño que provocó una tremenda estampida. Gruñidos y balidos, todas huyendo a molondrones saltando unas sobre otras, derribando a las más débiles”. Escopeta en mano, consiguió abatir un perro salvaje adulto y un cachorro que estaban mordiendo una oveja agonizante y luego a un pastor alemán negro que tenía preso a un cabestro; otros canes asilvestrados huyeron dando alaridos. Al rato apareció renqueante y herido su perro carea leonés que, aunque era de buen tamaño no era un mastín. Por el ataque directo murieron tres ovejas, pero las heridas por mordedura fueron numerosas, muchas no se recuperaron del estrés y otras descarriadas no volvieron nunca al redil. Ya en los años 2000, la manada de perros salvajes entró de noche en la explotación de ovejas lecheras de Pascual Ruiz, al lado del cementerio, produciendo enormes daños, tuvieron que sacrificar más de 70 animales tanto por las graves heridas sufridas como por los aplastamientos, infartos o por el propio terror de la masacre. El ganado de Pedro Julián sufrió también varios ataques nocturnos; aunque también se citan otros a plena luz del día. (Nota del autor).



BIBLIOGRAFIA CONSULTADA


-De internet, del artículo de Ignacio Latorre Zacarés: La Meseta de Requena-Utiel, Tierra histórica de lobos. Revista Oleana nº 33: Cuadernos de Cultura Comarcal, 2018 (págs.403-460).

-Gracias por la información aportada por Benjamín Valero, Luis Martínez (Colocho), Manuel Monleón, José Jiménez (Chato) y José Juan Ruiz.

-Del libro de José Vicente González Monteagudo: Diario de Rubia, la oveja reportera. Ed. Universo de Letras, 2021.





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