Mariano López Marín. Cronista Oficial de Salvacañete y Moya (Cuenca)
Este trabajo está dedicado a la explotación de la madera en Salvacañete en el siglo XVIII cuando nuestro pueblo era un importante centro maderero para la armada española y por el cual pasaban rutas carreteras por las que transportaban maderas con carros madereros con destino al aguadero de la Virgen de la Huerta en Ademuz, junto al río Turia. Desde allí cuadrillas de gancheros de Ademuz, Cofrentes y Chelva y de pueblos próximos al Turia los transportaban hasta Valencia por el río Turia. Forma parte de mi último libro publicado en marzo del año 2020 LOPEZ MARIN.MARIANO.-Bosques ,madera ,maderadas y gancheros en el Marquesado de Moya. Ediciones Rodeno y colaboración de los Excmos. Ayuntamientos de Salvacañete, Moya, Aliaguilla y Mira. Cullera 2020.Está enriquecido con nuevas aportaciones documentales fruto de mis investigaciones posteriores.
Madera del término de Salvacañete para abastecer a la ciudad de Valencia y para la armada en el siglo XVIII[1]
En los años
siguientes a la elaboración de las Respuestas del Catastro de Ensenada en 1752 debió intensificarse la extracción de
madera para la ciudad de Valencia, afectando principalmente al término de Salvacañete, a juzgar por los contratos
conservados en el Archivo Municipal de Valencia (AMV).[2] Estos confirman el uso del
aguadero de Ademuz, aguas arriba del de
Santa Cruz de Moya. La madera de las
tierras altas de Salvacañete, pese a
estar esta población situada junto al río Cabriel, tenía más fácil salida por
el río Turia en Ademuz.
En 1764 Gabriel Almazán, boticario y vecino de Moya, firmó un contrato con Josep Marín, administrador de la compañía
valenciana formada por Hipólito
Ravanals, maestro carpintero, Vicente Gascó, maestro de obras del Rey, y Joseph
Segarra, contador del Santo Oficio de la
ciudad de Valencia. En el contrato Almazán se comprometía a entregar durante cinco años y en cada mes de
diciembre, 150 cargas de madera o más si la hubiere, puesta a “tumbo de agua”, es decir lista para
echar al río, en los aguaderos de la villa de Ademuz. La madera procedía del
pinar de La Peraleja (Salvacañete), propiedad del Marqués de
Siruela. Almazán se comprometía también a no vender pinos de la Peraleja a
ninguna otra compañía. El contrato fue
ratificado por Antonio Almazán, hijo del
anterior, el 29 de enero de 1767, y además firmó otro con la compañía de
Manuel Isach de la ciudad de Valencia para suministrarle 100 cargas de madera
cuadreada procedentes de la dehesa de
Masegosillo (Salvacañete)
propiedad de D. Benito Betancourt, vecino de Madrid. La entrega debía hacerse a
primeros de enero del año siguiente (1768) en el aguadero de Ademuz[3]. Primeramente
la madera , una vez cortada y cuadreada se llevaba hasta el
lugar de la Casa del Mojón
(Salvacañete) por una ruta carretera y desde allí continuaba esta ruta por el rento de las Tóvedas (Castielfabib) hasta Ademuz, ruta conocida
como el Camino de Castilla.
En los aguaderos, en
nuestro caso en los dos de Ademuz, la madera pasaba de mano y se realizaban los
trámites para su entrega. Los empresarios que habían comprado árboles en los
montes y que los habían hecho talar y transportar hasta el río traspasaban la
madera a los asentistas de maderas que se la habían comprado y encargado con
anterioridad. Eran éstos últimos quienes se ocupaban del transporte y hacían
navegar las piezas hasta Valencia, donde las revendían al mejor postor o a
quien les había hecho el encargo.
Las modalidades de
estas gestiones y los acontecimientos a su alrededor se pueden deducir a partir
de un interesante expediente [4] del
Tribunal de Comercio. conservado en el archivo Municipal de Valencia, que se
refiere a un proceso entre dos grupos transportistas de maderas, en el cual
está implicado el proveedor de la madera. Por un lado estaba la compañía de Joseph
Segarra, Ypolito Ravanals y Vicente Gascó junto con Manuel
Ysach, y, por el otro, la compañía de Francisco Sabater y Joseph Cubells, todos los cuales tenían tratos
con el proveedor Gabriel Almazán.
En las actas aparecen
primero los dos contratos entre los dos grupos de transportistas y el
proveedor. Gabriel Almazán, maestro boticario y vecino de Moya,
estipuló primeramente un contrato con Joseph Segarra, Contador del Santo
Oficio de la Inquisición, Ypolito Ravanals, maestro carpintero
y Vicente
Gascó, Maestro de Obras del Rey, todos de Valencia. El primero se
comprometía a entregar, en el mes de diciembre y durante cinco años a partir de
1765, 150 cargas de madera del marco 55 de Valencia en los aguaderos de la
villa de Ademuz, y le sería pagado por cada carga 10 libras, 17 sueldos y 6
dineros por los costes “de monte, corte,
cuadreo, y acarreo hasta dejarlas a tumbo de agua”.[5]
El contrato contenía
algunas condiciones y especificaciones como, por ejemplo, la longitud de las
piezas: 100 cargas debían tener una longitud de 18 y 24 palmos, mientras que
las restantes 50 cargas debían tener una longitud de hasta 30 palmos, con
algunas piezas de 36 y ninguna con defecto alguno que disminuyese su valor.
Gabriel Almazán no podía vender a otros la madera objeto del contrato hasta que
hubiera pinos en el pinar de la Peraleja, perteneciente al Marqués de Siruela. El
precio que se le debía pagar se repartía de la siguiente manera: un tercio del
total se le habría entregado en enero o febrero; la mitad del segundo tercio en
el mes de julio y la otra mitad en el mes de septiembre; el último tercio se
entregaría después de la entrega final. Además, en el caso de que alguien “tomase a su cargo proveher esta Ciudad por
abasto, cerrado, y que no fuere permitido a otros el traher libremente la
madera”, el contrato quedaría nulo,
simplemente arreglando las cuentas hasta ese momento. Es interesante que se
tomase en consideración esta posibilidad, aunque no aparezca en otro documento;
tampoco se puede suponer que, en los años en que en la documentación aparece un
solo transportista, éste tenga la exclusiva. El contrato se cerraba con las
típicas cláusulas por las cuales el vendedor debía pagar los gastos en caso de
pleito y con los compromisos por los cuales todos se obligaban a cumplir el
contrato arriesgando sus bienes.
En el segundo contrato,
de 1766, el mismo Gabriel Almazán se comprometía a entregar a Manuel Ysach de
Valencia 100 cargas de madera cuadrada proveniente de la Dehesa de Masegosillo,
que se hallaba en el término de Salvacañete, en el Marquesado de Moya,
perteneciente a Benito Betancourt Bargas y Montemayor de Madrid, al precio de
16.000 reales vellón, que corresponden aproximadamente a 10 libras 13 sueldos y 4 dineros. La entrega tendría
lugar en enero del año siguiente en la orilla del río en la villa de Ademuz. El
total del pago estaba repartido del siguiente modo: 1.500 reales en marzo,
1.000 reales en mayo, 3.750 reales en junio, 2.000 reales en el día de San Miguel
y el restante en el mismo día de la entrega hasta llegar a los 16.000 reales.
En este caso también existía una cláusula de exclusividad por la cual Almazán
no puede vender a otro la madera procedente de ese lugar.
La demanda se instó en
febrero de 1767 contra Francisco Sabater y Joseph Cubells por haberse llevado,
en enero del mismo año, parte de la madera de las dos compañías citadas y haber
quitado los símbolos que caracterizaban a los compradores, sustituyéndolos por
el propio.
En el desarrollo de la
causa se manifiesta que la madera que en esa época se encontraba en el aguadero
de Ademuz, en la Partida de los Chopos, y era destinada a la compañía de
Segarra, Ravanals y Gascó, fue señalada en presencia de Almazán y del
representante de la compañía. El hachero puso “el señal de un pie de gallo y un
testigo”, y en parte de la madera añadió otro testigo.
Los demandantes
presentaron, como era costumbre, una sumaria información de testigos de la que
se puede deducir que Sabater y Cubells, con ayuda de jornaleros,
se llevaron una porción de madera con el símbolo de un pie de gallo y un
testigo y el símbolo del pie de gallo y dos testigos. Además, los mismos
quitaron, con la ayuda de Joseph Rodríguez de Vallanca, las
señales de rosete en forma de aspa
que algunas maderas tenían en las cabezas y luego pusieron las propias con la
ayuda de dos labradores contratados para dar la vuelta a las maderas. Estos
cambios se llevaron a cabo durante tres días, pero en el primero estaba
presente solamente Antonio Almazán, hijo y heredero del Gabriel citado en los
contratos.
El año de
1768 debió de ser de mucha actividad en el río Turia ya que a la posible bajada
de la madera contratada por la compañía de Isach, al menos otras cuatro, como
reflejan los autos con motivo del conflicto entre las compañías de Joseph Marín y Joseph Gascó con el Duque de
Villahermosa, señor del Vizcondado de Chelva[6]. De la primera bajaban 1800
cargas de “madera cuadreada” y de la
segunda 50.000 quintales de leña que se hallaban navegando a finales de marzo
por el Vizcondado de Chelva. Las compañías denuncian que sus maderadas se
vieron interrumpidas por otra de Luis Arnau, carpintero de Valencia, a cuenta
del Duque de Villahermosa, lista para embarcar en Vado Salado (Tuejar).Por la
misma fecha había ya otra maderada de un tal Belloch a la altura de Santa Cruz de Moya. Cuatro
conducciones en el tramo de río
comprendido entre Santa Cruz de Moya y Tuejar
hacían difícil cumplir con el
intervalo de 15 días que debía haber
entre una y otra maderada.
Aunque este
incremento de las maderadas con destino a la ciudad de Valencia ha sido relacionado con un posible incremento
de la construcción naval,[7]es mucho
más probable que se debiera a la demanda interna de la propia ciudad de
Valencia, que en aquellos años estaba creciendo mucho en habitantes y en casas
gracias a la expansión de su industria textil sedera, cuyos telares eran
de madera[8].
En este
contexto de mayor demanda de madera en
la ciudad de Valencia y actividad por parte de los abastecedores habituales del
mercado local tendría lugar la irrupción
de una nueva demanda exterior, esta vez desde el Arsenal de Cartagena, y nuevos
operadores, los asentistas de la Armada que venían a sumarse a los habituales.
Masegosillo (Salvacañete).Rico en pinares de donde han salido durante siglos maderas hacia Valencia y otros lugares. Fotografías de Castor Barrera Marín y M .López Marín.
Salvacañete en primavera. Vista panorámica. Foto de mi amigo Raúl Jiménez.En su término se extrajo madera desde el siglo XIV y especialmente fue intensa la extracción desde el siglo XVIII. Muchas zonas quedaron deforestadas. En la década de los años 1960, hacia finales, se hizo una intensa repoblación forestal en muchos parajes. Estuve algún tiempo plantando pinos. Esta labor dio trabajo a mucha gente, sobre todo joven.
Pinares del Rento de Tórmeda (Salvacañete) muy rico en pinos cuya madera se explotaba ya en el siglo XIV y tenía privilegios reales. Perteneció al Marqués de Moya hasta bien entrado el siglo XX. Foto tomada de la web: http://www.senderoxtrem.es.Gracias.
Ruinas de lo que
fue el caserío de La Boquilla (
Salvacañete) por donde pasaba el antiguo camino
de Salvacañete a Ademuz y la ruta de carretería de madera que iba desde
lugares de Teruel, pasando por Salvacañete,
Casas Nuevas y La Casa del Mojón hasta el aguadero de Ademuz en el río Turia.
Un viejo pino negral (Pino de los Marines) testigo de mil historias de días de
trabajo y vivencias en este caserío y de la riqueza maderera de la zona..Mariano López Marín
El de la
Virgen de la Huerta era el punto de arranque del quizá más largo
camino de la madera que el profesor Juan Piqueras[9] de la Universidad de
Valencia ha podido documentar a lo largo de muchas noticias. ”Los mapas topográficos lo rotulan como Camino de Castilla, aunque popularmente
se le conoce también como Camino de la
Madera. Siguiéndolo en sentido ascendente arranca junto al río en la citada
ermita y sube por la rambla de la Virgen
lamiendo la falda del cerro del Castro en dirección a las Tajuqueras. Hasta
allí es común con el camino viejo de Ademuz a Castielfabib, que sigue dirección
hacia el Norte, mientras que el de Castilla o de la Madera gira hacia el
Oeste buscando la llanura de las Tóvedas, una especie de corredor
flanqueado al Sur por el Losar de Vallanca y por el que discurre la rambla de
las Tóvedas, en cuyo amplio lecho rocoso han quedado marcadas las carriladas de
los carros cargados de madera que bajaban por ella. Al llegar a las casas de
las Tóvedas de Arriba el camino cambia
su rumbo al NO y sube unas penosas cuestas
hasta alcanzar el amplio y cómodo corredor de la Casa del Mojón, antigua
venta que servía de descanso a los carreteros situada justo en la frontera
entre los reinos de Valencia y de Castilla. Allí giraba de nuevo hacia el
Oeste siguiendo dicho corredor en dirección
a Salvacañete, Salinas del Manzano y
Cañete. Desde este camino principal salían ramificaciones a derecha e izquierda que llevaban a los
bosques de origen de la madera. Los de la izquierda son más cortos y el más
destacable es el que lleva a la antigua dehesa de Tórmeda (Salvacañete) de donde se sacaba mucha
madera.” Por este camino maderero de la dehesa de Tórmeda salían también
las maderas de la Dehesa y sierra de Santerón de la Dehesa de las Dehesillas
limítrofes con Tórmeda a través del paso
de la Peña del Verdinal acondicionado al efecto e incluso la sacaron también
con los primeros camiones que transportaron madera en Salvacañete en la década
de los año 1950 como me contaba Catalino Soriano, dueño de un tráiler maderero,
y su hijo Mariano Soriano dedicados a estos menesteres bastantes años y Emilio
Valero camionero de Salvacañete que vivió muchos años en Utiel. En el estrecho
de la Tejería de Casas Nuevas, junto a la rambla que baja de la Hoya del Peral
y del La Boquilla en las rocas se notan las huellas de las ruedas de los carros
que dejaron durante siglos de sacas de
maderas de Tórmeda y lugares cercanos. Incluso también estas rodadas pueden ser
restos de un ramal de una vía romana secundaria que unía Santa Cruz de Moya con
la Vía romana 31 que pasaba por
Salvacañete[10].
Siguiendo
con la narración del profesor Piqueras. “Por
la derecha los ramales son mucho más
largos. El primero arranca a la altura de Casas
Nuevas y por el todavía recordado
como Camino de Albarracín subía
hacia el Norte por el caserío
de Cañigralejo, la Val de Carmona y
la rambla del Agua hasta penetrar en tierras de Albarracín por
el poblado de Cañigral, siguiendo
luego hacia los montes de Frías y otros lugares del alto
Guadalaviar. Esta ruta es citada ya en documentos medievales”. Todos los
lugares por donde pasaba este camino eran muy madereros. “Bien desde la Val de Carmona
(Valle Carmona) bien desde Salvacañete y
Salinas salían otros caminos hasta los bosques de Masegosillo y la Peraleja (ambos en término de Salvacañete) y lugares más alejados
como Zafrilla, la Huerta del Marquesado e incluso La Cierva ,lugares situados mucho más allá de del Cabriel, en las
cabeceras de sus afluentes el río Mayor (el de Cañete) y el río Guadazaón ,como
señalaba en 1825 el sabio Simón de Rojas Clemente eran transportadas las maderas hasta el aguadero de Ademuz en un viaje que
podía durar entre tres y cuatro jornadas Esta res caminera era muy antigua y
cobró especial protagonismo en la segunda mitad
del siglo XVIII gracias a la demanda de pino albar (coral melis) por
parte del Arsenal de Cartagena”. Desde Salvacañete salían otros ramales a
bosques de su término: Ciriyuelos, Cerro
Monte, Cerro Cuervo, La Cabañera, El Cuarto y hacia Alcalá de la Vega, Dehesa de
la Hoz y el Palancar, Camino de
carretería de Cañasaez, antigua
dehesa de Alcalá de la Vega que ha
sido muy maderera y que fue adjudicada a Salinas en 1528 como
consecuencia de las revueltas comuneras contra el Marqués de Moya D. Juan Cabrera y Bobadilla en 1520.
Era tan
importante el tráfico de carreteros y arrieros por el término de Salvacañete y
entre Valencia, Aragón y Castilla en el siglo XVIII dedicados al transporte de
cereales, maderas, alumbre, mineral de hierro para las numerosas ferrerías que
había en nuestro pueblo , sus Diezmerías[11]
y en pueblos de alrededor que el Concejo
de Salvacañete planteó la necesidad de construir un mesón[12]
que sirviese de posada a todas las
personas que transitaban por nuestro pueblo y alojamiento para sus
animales,
“En el lugar de Salvacañete jurisdicción de
la villa de Moya en dos días del mes de julio de mil setecientos setenta y
cinco, estando en las Casas Capitulares de este Concejo, para convenir las cosas pertenecientes a su común los señores Melchor Carrasco e Isidro Marín regidores,
Julián de Alcalá y Julián Provencio juramentados ,Lorenzo Fombuena y Antonio
García diputados del común y José Perea síndico interino Personero , por ausencia de Manuel de Fuentes que lo
es en propiedad ,vecinos todos de este referido pueblo quien prestan voz y
caución de voto en forma dijeron de común acuerdo que con el motivo de pasaje
para Aragón ,Valencia y otras partes ,necesita de una casa mesón capaz para el
hospedaje de los transeúntes y arrieros
,que además del beneficio que a estos se les seguiría por no verse
precisados a buscar donde poderse a coger ,como cada día acontece, es
manifiesta la utilidad que de ello
resultaría a los propios de este
concejo; y mediante aquella fuente de
donde se surte de agua para todo lo necesario endicho lugar ,se halla algo
distante de él y muy penoso el camino especialmente en el tiempo de invierno
que por los hielos y nieves se está expuesto a notables desgracias ,como ya se
ha experimentado en personas como en caballerías; y conducir el agua al centro de este pueblo , y erigirse en el
una fuente de piedra labrada ,lograba este común innumerables beneficios; en
cuyo supuesto y que para suplir estos
gastos no se halla el presente Concejo con caudales propios( si muy pocos).Se
solicite la licencia ante los Señores del Consejo para construir estas dos obras
tan importantes al bien propio; y de consiguiente para este fin la venta
de una porción de pinos maderables que se pueden sacar del Monte que se halla en la Dehesa Boalar de este lugar el que por
hallarse muy poblado le sería muy útil al que quedase y su producto costear estos gastos: Y para dicha solicitud y práctica de
estas diligencias otorgan dichos señores todo su poder cumplido como endicho se
requiere a D. Manuel de Fuentes vecino y síndico personero de este pueblo,
para que representando sus propias personas pueda
“1ºPrimeramente
insisto que el expresado lugar de Salvacañete se halla sin una casa mesón capaz
y correspondiente para el hospedaje y albergue de los muchos forasteros y
arrieros que con frecuencia y continuamente
transitan de los reinos de Aragón
,Valencia y Castilla y con más razón por las fábricas de hierro que hay en las
Diezmerías de Salvacañete y hay contiguas
y sus contornadas, y por las
conducciones de Ayele ,alumbres y granos
,y otros grupos que se necesitan de frecuente tráfico y junteo de arriería
que del socorro en para
el albergue de los forasteros ,de sus
recuas y animales. El lugar de Salvacañete conseguiría considerable utilidad
con la construcción de la casa mesón.”
[1]
LOPEZ
MARIN.MARIANO.-Bosques ,madera ,maderadas y gancheros en el Marquesado de Moya. Ediciones
Rodeno y colaboración de los Excmos. Ayuntamientos de Salvacañete, Moya,
Aliaguilla y Mira. Cullera 2020
[2] En conversaciones con mi amigo
el catedrático de geografía de la Universidad de Valencia, el profesor Juan Piqueras Haba ya me
comentaba que en este archivo había
muchos documentos que hacían mención a Salvacañete y la extracción de maderas.
Muchas gracias por tus aportaciones.
[3] AMV, TC, Caja 2, exp. 12, año
1767.
[4] AMV, Tribunal de Comercio, caja
2, exp. 12 .Citado por DIODATO, MARÍA.-Estudio
histórico de la madera arquitectónica en la ciudad de Valencia. Análisis
previos para la conservación y puesta en valor: identificación de maderas,
análisis constructivo, diagnóstico, clasificación y dendrocronología. Tesis
doctoral .U.P. de Valencia, noviembre 2015.
[5]
AMV, Tribunal de Comercio, caja 2, exp.
12.
[6] AMV, TC, Caja. 2, exp. 21, año
1768.
[7] Franch, 1986, pág. 69.
[8] Sanchis y Piqueras, 2001, pág. 203
[9]
Piqueras Haba Juan y Sanchis Carmen: El
transporte fluvial…en España” P
339-340
[10]
Op cit López Marín , M: “ Salvacañete…y sus gentes”, 2004.
[11]
Las Diezmerías eran lugares
que pagaban diezmos tanto a la iglesia
como a los propietarios de estos lugares. Aquí se refiere a los rentos de La
Peraleja, Herrería la Nueva y Masegosillo donde hubo ferrerías y a las que hubo
en Salvacañete (El Martinete), Boniches
y Landete (Mijares) .
[12] Salvacañete
año 1775.El Concejo anuncia y de juramento al
lugar de Salvacañete sobre facultad para construir un mesón en dicho
pueblo AHN. Consejos 28659 Exp.1 Leg
79.Escribanía de PINILLA, año 1775 Consta
de 48 folios que he estudiado y transcrito.