MARIANO LÓPEZ MARÍN. Cronista oficial de Salvacañete y
de Moya (Cuenca)
Este trabajo es continiación del anterior publicado en este mismo blog
Es conveniente recordar la situación que atravesaba Castilla[1] y cuál era
su situación política a mediados
del siglo XIV, de cuyo desarrollo tuvieron que ver bastante los Albornoz, una
poderosa familia conquense[2]. El
punto de partida de este análisis lo
situaremos en 1353, unos pocos años antes
de que comenzara el conflicto
bélico entre Castilla y Aragón, que aunque se dio por finalizado en 1366 se
prolongó sórdidamente hasta 1375 y donde
intervinieron de manera más o menos
directa otros estados peninsulares y
europeos: Navarra, Portugal y Francia lo
hicieron por el lado de Aragón e Inglaterra y Génova por parte de Castilla. En
1355 se concedió la Carta Puebla a Utiel dada por el rey Pedro I de Castilla en
Curiel de Duero (Curiel de los Ajos) lo que marcó un antes y un después en su historia. Moya y Utiel compartirán en este
siglo XIV devenires históricos comunes influenciadas ambas villas por su
situación fronteriza en la raya entre Castilla y Aragón y los conflictos
bélicos entre ambos reinos.
Diapositiva
de la presentación Power Point realizada por Mariano López Marín para explicar
la historia de Utiel a los alumnos de primaria de los centros educativos
utielanos e impulsada desde la Asociación Cultural Serratilla. A algún centro
educativo se les ha facilitado para su proyecto educativo.
En mayo de 1355 D. Pedro conquistaba Toledo y al mes
siguiente pactaba con D. Alvar en un intento de conseguir la
pacificación de la frontera de Aragón.
Cuenca volvió a la obediencia. El rey perdonó a sus moradores y en especial a D. Alvar García, a su hermano D. Fernán Gómez y a D.
Gómez García (hijo de D. Alvar) “con indulto sellado en plomo y firmado”
(4-9-1355)[3]. Pero
no duró mucho esta avenencia puesto que
al año siguiente, con el inicio de la guerra contra Aragón “los ánimos estaban muy indignados “. D.
Pedro arremetió contra los seguidores de Dª Blanca y D. Enrique de Trastamara. Este huyó a Francia
mientras que D. Alvar y D. Fernán
lo hicieron a Aragón, su hermano el cardenal
D. Gil Álvarez marchó a Italia, y
todos ellos con otros capitanes fueron formando las bases de un partido que,
encabezado por D. Enrique, tomaría la revancha en 1366.
El rey Pedro IV de Aragón facilitó la relación de los
hermanos Albornoz con el conde D. Enrique, enviándolos a Francia como mensajeros suyos. En 1356 volvió el Conde a la península y llegó a un acuerdo con el Ceremonioso. Entre los
testigos de este acuerdo también estuvo presente D. Alvar García. En este
histórico encuentro se produciría la definitiva adhesión de los dos hermanos a la causa trastamarista mediante el desarrollo de una gran amistad
y confianza mutuas, hasta tal punto que D. Alvar representó a D. Enrique en numerosas ocasiones y apareció a su lado en los actos más importantes de la guerra, como ocurrió en la tregua firmada en Magallón el 10 de Mayo de 1357
donde acudió en representación del rey aragonés, junto con D. Pedro de
Jérica y D. Bernaldo de Cabrera[4] .Años
antes, en 1349, D. Bernaldo de Cabrera había ofrecido el castillo de Salvacañete, junto con otros
de la zona, para el trato de
matrimonio de la Infanta a doña
Juana con el conde de Trastamara[5]. En
esta tregua, según Zurita, se acordó el perdón del rey de Castilla al Conde de
Trastamara y la restitución de todos los bienes, villas y heredamientos que habían sido secuestrados tanto a D. Enrique como a D. Alvar y a otros
caballeros, debiendo hacer lo propio el aragonés con los infantes D. Fernando y D Juan, y con otros caballeros y damas aragoneses.
Pero a la
muerte de infante D. Juan por orden de
Pedro I (1358), su hermano D. Fernando que supuestamente hasta ese momento había ostentado el título de Señor de Requena y Moya,
volvió al servicio del Rey de Aragón y
renunció a sus señoríos. El monarca aragonés
encomendó a D. Fernando la guerra con Castilla y le ofreció un ejército de 2500 caballos. A cambio D. Fernando
consentía la entrega a la corona de
Aragón del Reino de Murcia y las villas
de “Requena, Moya, Cañete, Cuenca,
Pareja, las Villas del Infantado,
Estremiella, Beteta, Molina, Medinaceli, Almazán, Berlanga, Soria, Gomara y Ágreda, con sus castillos y términos”[6]. El rey Pedro I el
Ceremonioso formalizó un tratado con el infante Fernando de Aragón y le
reconoce como pretendiente a la
conquista castellana. Este infante cede a la corona de Aragón, una vez obtenida
por él la de Castilla., el Reino de Murcia, Cuenca, Requena y Cañete, las villas del Infantado,
Molina y casi la totalidad de la provincia de Soria. En el mes de enero de 1361[7].
Aquel mismo año
se firmó la Paz de Terrer (18-5-1361) y
con ella acabó temporalmente la contienda entre Castilla y Aragón. Pero al año
siguiente fue reanudada de nuevo cuando Pedro I lanzó m una nueva ofensiva en
la frontera aragonesa, aliado con Portugal, Navarra y Granada, tomando algunas villas y ciudades importantes como
Tarazona, Cariñena, Teruel, Jérica, Segorbe y Sagunto y obligó al aragonés a
firmar un nuevo tratado de paz en Sagunto ( Julio de 1363). Este tratado paralizó nuevamente las hostilidades y supuso la pérdida de la parte meridional del Reino de Valencia,
que pasaron a pertenecer a Castilla. El
monarca castellano exigió además
eliminar tanto al infante D. Fernando,
como a D. Enrique. El infante murió en
Castellón al resistirse a su detención y gracias a esto D. Enrique pudo recibir bajo su mando las tropas de
aquel.
Poco tiempo después, finales de marzo de 1363, Pedro
el Ceremonioso establecía otro convenio con
el conde Enrique de Monzón por el cual lo reconocía como pretendiente a
la conquista castellana, comprometiéndose el conde a entregarle al rey la sexta parte de todo lo que conquistase en
Castilla, en partes a escoger por el rey. Al ser asesinado el príncipe aragonés
Fernando, Pedro el Ceremonioso establecería
otro pacto en Binefar
(6-10-1363). Por dicho pacto el rey ayudaría D Enrique
a conquistar el trono de Castilla y el conde de Monzón reconocía como dominio
aragonés las ciudades de Utiel, Requena, Cañete, Cuenca, Molina, Medinaceli, Almazán,
Soria y Ágreda. En 1366 D. Enrique fue proclamado rey de
Castilla y se inició una dura guerra civil en Castilla, que duraría tres años,
entre D. Enrique (representante de los intereses de la nobleza, de los terratenientes y de la Mesta) y D. Pedro (defensor del pueblo
y de la burguesía). Por otra parte el rey de Aragón, en un nuevo intento de anexionase las plazas
fronterizas con el reino de Castilla
exigía a D. Pedro de Castilla las plazas de Alcaraz, Requena, Utiel; Moya, Cañete y Cuenca a cambio de confederarse con él, en contra del bando de D. Enrique[8].
Vamos comprobando como Salvacañete, Cañete, Utiel y Moya van
perteneciendo indistintamente a la Corona Aragonesa o castellana según
intereses de los reyes de ambos reinos. Esta zona le interesaba mucho al rey de
Aragón. Durante el reinado de Pedro I, se produciría al rebelarse la nobleza la
primera guerra de este periodo. Cuando muere Pedro I, su sucesor Enrique II
intentó la rápida pacificación del país pero gran parte de las ciudades
tardaron en reconocerle como rey. Así las guarniciones de Cañete y Requena
alzaron pendones por el rey Enrique II, aunque sus respectivos castillos
estaban en manos de los aragoneses, creándose así una zona de conflictos muy peligrosa, que a
finales de junio de 1369 derivó en una ruptura casi abierta, cuando Pedro
González de Mendoza y Alvar García de
Albornoz, enviados con tropas de Enrique II, bloquearon ambos castillos y
guarniciones obligando a los aragoneses
a marcharse, pasando Cañete y su zona de influencia, Salvacañete y Requena nuevamente a manos castellanas.
En
marzo de 1369 D. Enrique derrotó en Montiel a D. Pedro y así dio comienzo la dinastía de
los Trastamara en Castilla con dos
constantes a lo largo de su
reinado: el aumento de la presión fiscal sobre los pecheros para hacer frente a
la deuda acumulada por las guerras con los mercenarios extranjeros, y la
disminución de las rentas reales debido
a la disgregación del patrimonio real en
las numerosas “mercedes” concedidas por el apoyo político y militar que le había prestado la
nobleza. Entre los beneficiarios de esas mercedes estuvo lógicamente D. Alvar García de Albornoz a quien D Enrique en recompensa por sus grandes servicios le nombró su
Mayordomo Mayor y le hizo
donación de las villas de Moya y Utiel
con su jurisdicción[9], en la
que entraban todos los lugares que eran
aldeas de Moya, por supuesto Salvacañete
entre ellos. Con esta donación conseguía mantener como súbditos reales a una familia como la de los Albornoz con el gran cardenal D.
Gil entre sus componentes, y a sus familiares aragoneses los también poderosos Luna. Ello suponía un gran prestigio para la
causa enriqueña. D. Alvar, el flamante Señor
de Utiel y Moya se convirtió en un personaje muy importante de la estructura política de Castilla.
Asó nos dice
al respecto D. Gerardo González García en su famoso manuscrito “Noticias
de Moya”[10].
“A este Caballero, en premio a sus
grandes servicios, hizo el Rey su Mayordomo Mayor, y le dio las Villas de Moya
y Utiel, con su jurisdicción, aunque no llegó a tomar posesión de ellas, como
parece de una Cédula suya, en que manda a los vecinos de Moya den la posesión
de la Villa y obedezcan como a Señor a Micer Gómez de Albornoz, por
cuanto había hecho merced de ella a Alvar García su padre, que fue su Mayordomo
Mayor, su fecha en Soria 23 de Junio, Era de 1412, año 1374.”[11]
Resistieron los vecinos
este mandato defendiéndose con los privilegios que tenían para no ser
enajenados de la Corona, y ser patrimonio de los primogénitos de los Reyes; con
que fue necesario que el Rey, deseoso de castigar a los de Moya, que siguieron
siempre con gran constancia el partido de su hermano, y de premiar los grandes
servicios de esta familia, tomase otro camino por donde conseguir sin violencia
su intento; y habiendo ajustado paces con el Rey D. Pedro de Aragón, y
capitulado, entre otras condiciones, que se le restituyese el Castillo y Villa
de Molina, se obligó, para satisfacción de los gastos que el de Aragón había
hecho, a pagarle ciento ochenta mil florines, que se habían de asegurar sobre
las Villas de Requena, Utiel y Moya, y para este efecto se habían de poner en
tercería hasta la paga de esta cantidad. Y aunque Gerónimo de Zurita([12])
dice que lo capitulado fue que se entregasen al Arzobispo de Zaragoza, y a D.
Ramón Alemán de Cervellón,[13]
esto no fue así, o si vio escritura que lo dijese, se varió después esta condición;
porque en verdad lo que pasó fue que habiendo llamado el Rey Cortes a Soria en
el año 1375, y concurrido a ellas los procuradores de Moya, les obligó con
juramento y pleito homenaje a que recibieran por Señor a Micer Gómez de
Albornoz, y le obedeciesen como a tal; y con relación de este juramento dio
su albalá para los vecinos de la Villa, mandando que lo cumplan así como sus
Procuradores lo habían jurado, y prometido, dado en aquella Ciudad en 24 de
Junio, Era 1413, que corresponde al año referido; en cuya virtud los vecinos
ratificaron el pleito homenaje de sus Procuradores, y le hicieron de nuevo,
como consta el auto celebrado en esta razón en 6 Julio del mismo año,
recibiendo por Señor a Micer Gómez de Albornoz, y jurando de obedecerle sobre la
Cruz, y los Santos Evangelios, en presencia del Arzobispo de Zaragoza, y de D.
Ramón Alemán de Cervellón -que asistieron como Diputados del Rey de Aragón-
para seguridad de lo prometido en la paz, y por el tiempo asentado en los
Capítulos de ella. Pero aunque pasó mucho, satisfecha o no aquella cantidad, de
que hay poca luz en las historias, puesto una vez Micer Gómez de Albornoz en la
posesión, no fue fácil echarle de ella, hallándose con el título legítimo de la
merced que el Rey D. Enrique hizo a su padre, y así la poseyó toda su vida, y
después de ella D. Juan de Albornoz su hijo,[14] y
de Dª Constanza Manuel, Señora del Ynfantado.[15] De
que se reconoce cuánto se adelantó el Cronista D. José Pellicer,[16]
Informe de lo Sarmientos, folio 77 en llamar Señor de Moya y Utiel a García
Álvarez de Albornoz padre de Alvar García, siendo éste el
primero a quien hizo merced de estas Villas el Rey D. Enrique II, de que no
tomó posesión, y después de su muerte la consiguió su hijo por medio referido;
equivocación que pudo tomarse de haber vivido en ella muchos de sus
ascendientes, y ser tradición que Álvaro de las Mariñas se halló y señaló en su
conquista, cuando se ganó los moros, y haber quedado muy heredado en ella, por
cuya causa se llamó Álvaro de Moya, y casó con Doña María Álvarez de Albornoz,
Señora de la Villa de éste nombre, tronco y cepa de esta ilustre familia, según
asegura el historiador Pedro Mártir Rizo([17]) y
otras memorias manuscritas. Lo que no puede negarse es, que Álvaro de Albornoz,[18]
padre de Garci Álvarez de Albornoz, como Caballero de gran prudencia y crédito,
fue nombrado de conformidad de los Reyes de Castilla y Aragón, para determinar
las diferencias que había sobre los términos entre la Villa de Moya y la de
Alpuente, y la Ciudad de Albarracín y otros lugares de la raya, que ejecutó tan
a satisfacción de los interesados, que los redujo a quietud, cesando las
hostilidades que duraron muchos años, entre los vecinos de ambos Reinos, como
refiere Gerónimo de Zurita;([19])
y que su hijo Alvar García fue Justicia Mayor de Moya por mandado del Rey
Alfonso XI hasta que le privó de esta dignidad el Rey Don Pedro su hijo, como
llevamos dicho; motivos muy bastantes para creer que de tiempos muy antiguos
fueran Señores de Moya a no constar lo contrario por escrituras auténticas,
como se verá claramente por lo que sigue.
Murió Don Juan de Albornoz, señor de Moya y Utiel y de las Villas del
Ynfantado y otros grandes Estados, dejando de su mujer Dª Constanza de
Castilla, hija del Conde D. Tello, dos hijas, que fueron Dª María y Dª Beatriz,[20]
en cuyo nombre, y como su tutora, Dª Constanza pidió facultad al Rey D. Juan I
para vender las Villas de Moya y Utiel, para pagar las deudas de su marido; y
la razón que da en la súplica para vender estas Villas, y no otras de las que
dejó, es: "Por cuanto las
dichas Villas, y sus términos están de tal manera condicionadas, e submetidas a
restitución, que si la dicha Dª María su hija, que es la mayor, muriese sin
fijos legítimos, las dichas Villas e sus términos habían de volver a la Corona
del Reino", palabras
textuales de aquella facultad.”
Con la muerte de Pedro I la guerra
no terminaría. Quedaba pendiente el pleito con Aragón. Las guarniciones de
Cañete y Requena en una desafortunada decisión tomada por el alcaide de la
última D. Fernando Martín de Pariellas siguieron el ejemplo de Molina y alzaron
banderas por Aragón. Durante un
tiempo se dio la circunstancia que la fortaleza requenense estuvo en manos de los aragoneses y el pueblo aclamaba al de Trastamara. En Junio de 1369 el nuevo rey envió al Señor de Utiel junto con don Pedro
González de Mendoza, que sitiaron el castillo
y forzaron a los aragoneses a abandonarlo. El señor de Utiel fue
recompensado por el rey con cien excusados, consistente en la exención de pechos, servicios y pedidos reales a un centenar de personas que trabajaban a su servicio (molineros,
horneros, criados mayordomos, yuveros, etc.)
los cuales quedarían bajo la dependencia
económica directa de D. Alvar[21].
En 1370 los portugueses también aspiraban
al trono de Castilla y mantuvieron
negociaciones con los franceses por las cuales si, en el caso de obtener la
victoria, el rey de Portugal sería nombrado
monarca de Castilla y el de Aragón recibiría las villas de Requena, Utiel, Moya, Cañete, Cuenca
y otros[22], las cuales
serían anexionadas a dicho reino. Solamente la amistad que D
Enrique tenía con el rey de Francia le
valió para llegar a un acuerdo tanto con aragoneses como con lusitanos.
En diciembre de 1371 se reunieron
los delegados castellanos, Obispo de
Burgos y Alvar García de Albornoz, Señor
de Utiel y Moya, y los aragoneses, Obispo de Lérida y Ramón Alemán de
Cerbellán para firmar un pacto entre Castilla y Aragón. Se reunieron entre
Cañete y Castielfabib, en la misma frontera entre ambos reinos. El lugar de la
reunión, la Cruz de los tres Reinos. Y
aunque las guarniciones de Cañete
por parte de Castilla y Castielfabib
por parte aragonesa estaban preparadas
todo se llevó acabo con gran orden y comprensión, firmándose el tratado
el 4 de enero de 1372. Esto hizo que el
conflicto entre ambos reinos se demorase. El
12- 4-1374 se firmaría un acuerdo
de paz entre castellanos y aragoneses en el Monasterio de San Francisco de
Almazán (Soria).Por este acuerdo la Infanta Dª Leonor recibía 200.000 florines en concepto de dote por su matrimonio con el
Príncipe D Juan, y Pedro IV
restituía oficialmente Molina y Requena
y los demás lugares que ocupaba, entre los que se encontraba Moya, a cambio de una
indemnización de 180.000 florines a pagar en varios plazos[23].
Castillo de Moya. Foto Mariano López Marín.
Panorámica de Utiel. Tomada de la web municipal.
Espero
que estos breves apuntes históricos de las relaciones entre Moya y Utiel en el
siglo XIV sirvan para entender un poco más la importancia que ambas tenían como
zona de frontera entre Castilla y Aragón
y por qué se las disputaban los reyes de ambos reinos. Se ama lo que se conoce.
[1] LOPEZ MARÍN, Mariano.-“Salvacañete: su historia y sus gentes”
.Edición Excmo Ayuntamiento de Salvacañete. Gráficas Llogodí, Utiel 2004.890
págs. Págs. 133-136.Trabajo “Relaciones
entre las tierras de Moya y Utiel” escrito en 2005 con motivo de los 650
años del otorgamiento de la Carta Puebla a Utiel por el rey D Pedro I de Castilla en Curiel de
Duero (Curiel de los Ajos) el año 1355.
[2] ALABAU MONTOYA,
José. “El Señorío de Utiel” Un
estudio biográfico de los distintos
señores que ostentaron cierta
dignidad durante los siglos XIV y XV. M
I. Ayuntamiento de Utiel. Centenario de la
publicación de la Historia de Utiel de Miguel Ballesteros Viana.
Gráficas Llogodí. Utiel 1999. Págs. 56-65.
[3] MUÑOZ Y SOLIVA,
Trifón Historia de la muy Noble, Leal e Ínclita Ciudad de Cuenca y del territorio de su provincia y obispado, desde
los tiempos primitivos hasta la edad
presente. Cuenca 1866-1867; 2 volúmenes.
Pág.201.
[4] Por parte de
Castilla acudieron a la cita D .Juan
Fernández de Hinestrosa, D. Juan Alonso de Benavides y D. Iñigo López de Orozco (ZURITA, Gerónimo de. Anales de la Corona de Aragón
Zaragoza 1562-1579. Hay edición moderna
de A. Canellas López .1967 Libro IX. Pág. 330).
[5]Op.
Cit. ZURITA, Gerónimo de. “Anales
de la Corona de Aragón” Zaragoza
1562-1579. Hay edición moderna de A. Canellas López .1967 Tomo
IV, años 1344-1410. Libro VIII. Cap. XXV
tomo IV, años 1344-1410. Libro VIII.
Cap. XXV.
[6] Op. Cit ZURITA, Gerónimo de. Anales
de la Corona de Aragón. Libro IX. Pág., 408.
[7] HISTORIA DE ESPAÑA. D RAMÓN MENENDEZ PIDAL. Tomo XIV, Págs.
191,192.
[8] Op. Cit. ZURITA,
Gerónimo de. Anales de la Corona de Aragón. Libro
VIII. Cap. LXXI.
[9]
PINEL Y MONROY, F. Retrato del Buen vasallo. Dice Pinel y
Monroy que D. Alvar no debió tomar
posesión de estas “ villas” como parece de una cédula de Juan I en la que manda a los vecinos de Moya den la posesión de la villa y obedezcan
como señor a Micer Gómez de Albornoz, por cuanto había hecho merced de
ella a Alvar García, su padre (Soria-23-6-1374) ( Op. Cit. Pág. 211) Los
moyanos se resistieron a aceptar
como señor a Micer Gómez y en las
Cortes
de Soria de 1375, donde acudieron los
propios procuradores de Moya a presentar
su recurso, el rey les obligó a
aceptarlo y obedecerle como tal. Finalmente el pleito homenaje tuvo lugar el 6-7-1375. Citado por ALABAU MONTOYA, José.
El Señorío de Utiel. Pág. 59.
[10]
GONZÁLEZ GARCÍA, GERARDO. “Noticias de Moya”. Moya. Campillos
Paravientos 1887-1894. Manuscrito de 296 páginas, fol. Archivo Diocesano de
Cuenca (ADC) L-130 b. Están preparando
una edición del mismo Algarra Hernández ,Régulo y López Marín ,Mariano
[11] Ver “Cuatro cosas de Moya”,
en Moya. Estudios y Documentos, I, 1996, con variadas referencias a las
relaciones de los Albornoz con Moya, y allí en especial, LUIS MOMBIEDRO, Baltasar
Caballón de la Carrera. Fundación de Moya y su antigüedad.
[13] Diputado en las Cortes de Soria
de 1375.
[14] Colección Abella, 1786;
Leg. 1º, doc. 52. Hemos puesto de manifiesto la importancia de esta detallada
colección documental en Moya. Estudios y Documentos, I, 1996, p. 197, y
un listado completo de los docs. de moya contenidos en la misma, en p. 401 y
ss.
[15] Esposa de Micer Gómez de
Albornoz y nieta del Infante Don Juan Manuel.
[16] Historiador (ⴕ 1679);
imprescindible escritor gongorista de extensa erudición y copiosa bibliografía
(s. XVII), Cronista Oficial de Castilla y Aragón; obra en gran parte inédita,
aunque accesible.
[18] Fundador del linaje.
[20] Casada con D. Diego Hurtado de
Mendoza, Señor de Cañete.
[21]
DE MOXÓ, SALVADOR Los Albornoz. .Vol. I, Pag 47.
[22] Op. Cit. ZURITA, Gerónimo de. “Anales
de la Corona de Aragón” Libro X. Cap. X.
[23]
SUÁREZ FENÁNDEZ, Luis. “La España
Cristiana” Op. cit. Pág. 178. También recoge un pacto parecido entre
castellanos y aragoneses BALLESTEROS VIANA, Miguel en “Historia de Utiel”. Op. Cit. Pag 101.
Este pacto se efectúo en Tarba en 1367,
donde se propuso el casamiento entre descendientes de ambos coronas. Aragón pidió como dote de la Infanta de Castilla “la región de Murcia y las villas
de Requena y Utiel y todas
sus aldeas o el embargo de dicho
territorio hasta la entrega de un millón de doblas de a cinco reales que podrían pagarse en el acto o en un plazo de diez años”
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